Mindfulness y su valor en el bienestar empresarial
El ritmo de la vida se ha acelerado como nunca antes. Vivimos en el mundo de la revolución digital, de la conectividad 24/7, del acceso ilimitado a la información y el entretenimiento, podemos comunicarnos con cualquiera en cualquier lugar en solo segundos, podemos trabajar más y más rápido, la lista de pendientes es cada vez más larga. Al mismo tiempo, que el agotamiento físico, mental y emocional crecen y la conexión con nosotros mismos disminuye, afectando nuestra salud y bienestar.
En los últimos años, la palabra mindfulness se ha hecho cada vez más popular por muy buenas razones. Pero… ¿qué es el mindfulness?, ¿por qué cobra cada vez más fuerza?, ¿por qué vale la pena incorporarlo en la vida personal y en el mundo empresarial?
Como los seres humanos aprendemos mejor experimentando, te invito a hacer lo que el mindfulness nos invita a hacer: parar. No te preocupes, tomará solo 1 minuto.
Comencemos meditando
Comienza siendo consciente de tu postura corporal, y si hace falta, ajústala para lograr estar más erguida, con los pies bien apoyados sobre el suelo y dejando caer los brazos sobre el regazo. Nota si tu cuerpo está tenso. Si es así, toma unas respiraciones profundas que te ayuden a relajarte. Puede ayudar, sentir que el cuerpo se derrite. Permítete sentir cómo entra cada inhalación y cómo sale cada exhalación. Cuando notes que la mente se distrae en pensamientos y pendientes, simplemente vuelve a la respiración o a las sensaciones físicas. Si lo deseas, cierra brevemente los ojos mientras sientes tu cuerpo, tu respiración e incluso observa también los sonidos alrededor.
¡Maravilloso! Acabas de practicar mindfulness. Esta es una herramienta básica que te puede ayudar estar más presente en cualquier momento del día, al desatascar la atención de la rumiación mental y llevarla de forma intencionada a algo real como el cuerpo, la postura, la respiración y los sentidos. Al mismo tiempo, estos instantes de foco, como cuando sientes una respiración, una sensación física como un hormigueo en la piel, u oyes el sonido de un perro ladrar, tienen un efecto calmante en el sistema nervioso.
¿Por qué es importante el mindfulness para el bienestar empresarial?
Esta práctica basada en evidencia científica, tiene grandes beneficios no solo para los individuos, sino también para el entorno laboral, haciéndolo un espacio más saludable, más productivo y más armonioso.
El estrés es la raíz de muchos problemas de salud física y mental, que se traducen en ausentismo, bajas laborales, burnout, falta de productividad, conflictos, etc. Así que a través del mindfulness es posible proporcionar a los empleados herramientas para optimizar el desempeño, gestionar las emociones, lidiar mejor con el estrés cotidiano en el trabajo y con los retos fuera de él, entender cómo influir de una forma más positiva en las relaciones personales, promover los liderazgos conscientes, balancear la vida personal y laboral.
Pero ¿qué es mindfulness?
La palabra mindfulness suele traducirse como consciencia o atención plena. Significa prestar atención al momento presente, y desde esa capacidad, hacernos más conscientes de nuestra experiencia interior y exterior momento a momento.
Sin embargo, suele ser más sencillo entenderlo desde lo que nos es más familiar: estar distraídos en nuestros pensamientos. Por ejemplo:
Cuando estás tomando una ducha en la mañana, imaginando que la entrevista de trabajo va a salir mal.
Cuando estás desayunando, pensando en la reunión que tienes más tarde.
Cuando estás en una reunión, recordando los correos pendientes por responder.
Cuando conduces a casa rumiando alguna preocupación.
Cuando cenas en familia, repasando en tu mente un incidente con un colega o cliente.
Todos esos ejemplos tienen algo en común: nuestro cuerpo está en un lugar y nuestra atención en otro, atascada en pensamientos sobre el futuro o el pasado. Lo solemos llamar modo piloto automático. Desafortunadamente, es nuestro estado normal de vivir, pasando por encima de cada momento sin estar realmente en él. Y no solo nos estamos perdiendo momentos valiosos, si no que funcionar así, mantiene encendido nuestro mecanismo fisiológico de alarma, liberando adrenalina y cortisol, que con el tiempo, termina pasando factura a nuestra salud física y mental.
¿Cómo el mindfulness se ha hecho tan popular?
El mindfulness es un concepto que tiene miles de años, originario de la tradición budista. Sin embargo, se ha popularizado tanto gracias, entre otras cosas, al protocolo conocido como Programa MBSR de Mindfulness para Reducción del Estrés creado en 1979 por Jon Kabat-Zinn y desarrollado por la Clínica de Reducción de Estrés de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts.
Esta metodología no dogmática, que se ha convertido en referente mundial del mindfulness, creó un lenguaje y una forma simple de llevar este tipo de herramientas a cualquier espacio, y a cualquier persona, incluso a aquellos que creen que la meditación no es para ellos. Así el mindfulness se aplica hoy en día con éxito en medicina, cuidado de la salud, educación, crianza, y espacios corporativos entre otros, como una herramienta única de autoconocimiento, autocuidado y bienestar.
¿Qué beneficios tiene la práctica del mindfulness?
Más de 30 años de estudios neurocientíficos, han demostrado que la práctica continua del mindfulness cambia la estructura cerebral, lo que se conoce como neuroplasticidad. Es decir, practicar consciencia plena como un hábito diario cambia la forma en que las neuronas se comunican entre sí, la información que transmiten, incluso genera nuevas neuronas y conexiones neuronales.
En palabras más simples: nuestro cerebro cambia de acuerdo con nuestras experiencias. Incluso aquellas cosas que creemos fijas en nosotros, las podemos transformar: pasar de vivir acelerados, distraídos, estresados, sobre estimulados, desmotivados, a sentirnos más tranquilos, enfocados, observadores, conscientes, confiados y satisfechos. Todo ello entrenando nuestra mente. Suena bien, ¿no? Pero no es todo.
Podemos resumir los beneficios de practicar mindfulness,así:
Beneficios cognitivos: Mejora el desempeño al proporcionar foco, concentración y pausa, también la toma de decisiones, la creatividad, la claridad mental y la asertividad como consecuencia de una observación más imparcial.
Beneficios emocionales y sociales: Mejora la regulación emocional, ya que al estar más conscientes de nosotros mismos reconocemos mejor nuestros estados emocionales, y en consecuencia, elegimos mejor nuestros pensamientos y acciones. Además, cultiva la conexión con emociones positivas como la felicidad, la tranquilidad, la gratitud, la compasión, la amabilidad y la empatía, promoviendo también relaciones personales más armoniosas.
Bienestar y salud: Reduce las señales físicas y psicológicas del estrés, la ansiedad, la depresión, el insomnio, el dolor físico, entre otros. Promueve la salud y el autocuidado, la conexión con la vida, así como la percepción de satisfacción, felicidad y bienestar.
¿Cómo llevar el mindfulness a las empresas?
La forma de llevar entrenamientos en mindfulness a cada organización dependerá de las circunstancias específicas de cada caso. En los últimos 13 años, he enfocado mi trabajo principalmente en desarrollar programas corporativos de manejo del estrés basado en mindfulness y yoga en múltiples formatos, y desde esta experiencia puedo decir que algo fundamental es la flexibilidad para poder adaptarlo adecuadamente a las realidades de cada empresa, generando siempre un impacto positivo en los individuos y en la organización. Algunas opciones son:
Talleres y sesiones especiales: Son una manera muy efectiva de sensibilizar al público objetivo desde la experiencia, sobre qué es y cómo el mindfulness puede brindar muchos beneficios, incluso a los individuos más escépticos.
Pausas conscientes: Son sesiones cortas de 15 a 20 minutos, que se realizan en el puesto de trabajo, para las que el instructor hace un recorrido por las instalaciones de la empresa, lo cual garantiza una amplia cobertura y facilita la participación. Con ejercicios sencillos y prácticos que les brindan y descanso para regresar a la rutina con energía y foco.
Cursos y programas: Entrenamientos estructurados que tienen duración de varias semanas con encuentros semanales o quincenales, en los que se desarrollan con mayor profundidad las destrezas del mindfulness. Se invita a los empleados a realizar prácticas diarias en casa para fortalecer el hábito, para lo cual se les facilita material de apoyo.
Webinars y cursos virtuales en vivo: La pandemia demostró que la virtualidad es una grandiosa herramienta que facilita la asistencia a actividades de bienestar. Estos formatos suelen generar menores costos, permiten el acceso desde diversas ubicaciones geográficas. También brindan a los empleados mayor sensación de confidencialidad.
Inmersiones y retiros: Estos formatos intensivos de uno o dos días son una excelente opción para integrar equipos, y para líderes y directivos con agendas más exigentes.
Material audiovisual: Es una buena opción de autoaprendizaje en la que se desarrollan videos y audios de corta duración que brindan flexibilidad de aprendizaje al empleado. Son más retadores al requerir mayor disciplina personal y pierden el factor grupal, de interacción y retroalimentación, que es importante en los procesos de aprendizaje de mindfulness.
¿Cómo llevar el mindfulness a la vida diaria?
Toma de una a tres respiraciones conscientes cada hora o cada vez que lo recuerdes.
Presta atención a tu cuerpo mientras realizas actividades cotidianas como lavar los platos, cepillar tus dientes, ducharte, comer, conversar con otras personas, etc.
Conecta con las anclas de atención en cualquier momento del día: la postura, la respiración, las sensaciones y la experiencia sensorial.
Observa cómo van cambiando las emociones a lo largo del día, cuando identifiques una emoción nómbrala en tu mente y explora cómo se expresa en tu cuerpo.
Acepta lo que no puedes controlar. En lugar de quedarnos atascados queriendo que las cosas sean diferentes o peleando con la realidad, hacemos las paces con la vida.
Observa qué detona tu estrés durante el día y a qué comportamiento te impulsa, por ejemplo, pelear, rumiar, distraerte, autocriticarte.
Baja la velocidad cuando te notes acelerada.
Reduce el multitarea.
Desarrolla una rutina de práctica mindfulness.
Si estás trabajando en casa recuerda salir a caminar, montar en bicicleta, correr.
Dedica tiempo para ti, tu familia, amigos, y las cosas que te importan.
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